Ya estamos en Fallas y como consecuencia ya han llegado los petardos. Particularmente a mí, el que escribe este artículo, me encanta el olor a pólvora y los petardos pero no puedo entender a las personas que los tiran de manera descontrolada, da igual que pase por la acera algún animal o alguna persona, ¡Boommmm! masclet que va para allá.
Bueno, como es costrumbre no voy a debatir ni a polemizar sobre este tema, ya que no creo que este sea el canal más adecuado así que me pongo manos a la obra.
El miedo a los petardos es muy frecuente, pensar que para el perro (animal que nos atañe en este artículo) es un estruendo que no sabe de donde viene ni porqué además de ser un ruido caótico (que no cumple un horario, es sin más porqué sí). Dicho esto, creo que a fecha de hoy es tarde para atacar un problema serío de miedo, pero escribo esto para mitigarlo o paliarlo dentro de lo posible.
En primer lugar y quizá lo más importante si el perro entra en miedo no lo acaricies. Como primates tenemos tendencia a relajarnos con caricias pero el perro no va a entender lo mismo. La caricia es un potenciador de conducta y si el perro entra en miedo al acariciarlo realmente le estás diciendo «Buen chico hay que tener miedo». Otra cosa es que hayas trabajado las caricias y con ellas consigas relajar al perro, si realmente es así y lo relajas el ejercicio es de 10.
Por otro lado, para miedos muy suaves os puede ayudar dejar algún juguete interactivo en casa. Si el perro consigue pasar del ruido mientras está jugando vais a generar un recuerdo positivo. Pensar en el Perro de Pavlov.
Poner música para disminuir el estruendo también os puede ayudar mucho, así como la radio o la tele, es una manera de mitigar el ruido.
También podéis ir al veterinario para que os recete algo para calmar el miedo.
Si el perro se esconde debajo de la cama, mesa, silla, esquina… no intentéis forzarlo a salir, esperad a que se relaje, que esté tranquilo y ahí es cuando podéis intentar desbloquear al perro con juegos. Esto os está enseñando que cuando el perro tiene miedo busca su refugio, así que es conveniente que el perro tenga un refugio para reducir el estrés.
Durante los paseos en caso de colapsar, darle normalidad al asunto, como si no pasara nada. Ni siquiera intentéis animarlo con la voz ya que podéis estresarlo más y mucho menos tiréis de la correa, un miedo no se ataca con estímulos negativos.
Si es un miedo leve, un buen ejercicio es que el perro esté en un parque canino jugando con más perros, eso sí, siempre perros estables y sin miedo. Si embargo, si el miedo es fuerte ¡CUIDADO! puede redireccionar el miedo hacia otros perros.
Sacar al perro de esa situación llevándolo a una buena residencia, no es la solución pero es algo que yo aconsejaría a un perro con mucho miedo en estos momentos.
Todos estos consejos están pensados para perros no trabajados, realmente la mejor solución es empezar a trabajar esto y extinguir el miedo para el año que viene.